Por David Camilo López Urrego
(1° de mayo, de 2021, opinión de la revista impresa Historias Contadas # 141)
Las protestas que actualmente se viven en el país son preocupantes. Y más cuando en ellas se pierden vidas inocentes, es ahí cuando la connotación de protesta o marcha pacífica cambia y se convierte en algo que va más allá de eso. Inicialmente, las marchas que eran en contra de la reforma tributaria, propuesta por el Ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla, han tomado un nuevo rumbo, esto debido a la presión social ejercida por las personas al salir a las calles, la cual resultó fructífera en contra del gobierno y simultáneamente ha despertado el interés de grupos guerrilleros como el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Este grupo al ver tanta presión social ejercida por la población, al salir a las calles, tiene resultado por la magnitud de personas. Han empezado a mover sus fichas para influenciar estas llamadas marchas pacíficas y convertirlas en una pesadilla de fuego y sangre.
Para nadie es un secreto que este grupo guerrillero ha estado inmerso en las universidades públicas del país, y sobre todo en la Universidad de Antioquia. Dicho grupo que ha delinquido por décadas y que en un inicio fue apoyado por la gente, sabe que su ideología y su nombre está caído por su manera de actuar. Es por esto, que ha nacido la llamada primera línea en las protestas; un grupo nuevo que se ha ganado el respeto de los manifestantes, por su valentía e ideología de cuidar las personas que van a marchar de manera pacífica, pero esta no es más que una estrategia política para ganar seguidores, pues sus intenciones van más allá que solo ser un grupo de personas cuidando a los manifestantes. Este grupo organizado es el principal agitador de las marchas pacíficas que terminan siendo un campo de guerra en contra de la policía, es notorio que estas personas han tenido un entrenamiento militar debido a su organización y actuar dentro de las marchas y de la manera en cómo actúan en contra de la policía y los bienes materiales públicos de la ciudad.
Al llegar al lugar de concentración, que es mayormente en el parque de los deseos, al frente de la Universidad de Antioquia, se convierte este en un campo de guerra comandada por la llamada primera línea, que no es más que una célula urbana del ELN para manejar las protestas y causar el caos en el país.
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