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19 años de Historias Contadas: Cultura para la paz


Por Carlos E. López Castro ( Editorial de la revista #149)
En la presente edición que cumplimos nuestro aniversario 19, deseamos y queremos aportar a nuestro país, que ha vivido tantas décadas de guerra, para una transformación del presente y del futuro enfocado hacia las artes, los patrimonios y las culturas como alternativa de la adversidad.
Recordemos desde los tiempos antiguos de Grecia, como en la polis de Atenas las arte y las culturas fueron la fuerza de expresión para cada día ser mejores humanos. Atenas y Esparta fueron dos ciudades-estados contrarios en sus aspectos culturales y políticos. Esparta, desde el nacimiento de sus habitantes escogía y adoctrinaba a las personas para la guerra. Atenas era democrática, cultivaba para la poesía, la literatura, la filosofía y para la creatividad artística.
Las artes, los patrimonios y las culturas también son memoria de la guerra. Lo vemos en Alemania donde en el año 2015 abrió, en la ciudad de Múnich, un museo dedicado a la historia del nazismo. Esta ciudad fue la cuna de ese holocausto y durante muchos años no ha querido olvidar y enfrenta su pasado. Para el director de la institución, Winfried Nerdinger, hijo de un miembro de la resistencia local, el principal objetivo “es mostrar cómo Múnich, orgullosa de presentarse como una tierra de tolerancia y amor por la cultura, vio su espíritu desvanecerse bajo el movimiento nazi”.
Como ejemplo en Medellín, entrevistamos a un grupo de mujeres que luchan por la verdad sobre sus familiares desaparecidos. Nuestra Revista realizó en septiembre el video “Madres de La Candelaria: el arte como alternativa de la adversidad”, donde Teresita Gaviria expresa: “Las obras de teatro para nosotras es contar la historia de todo lo que nos ha sucedido, como especie de una resiliencia. Porque nosotras recordamos, mostramos cómo nos desplazaron de ciertos territorios, cómo nos quitaron los hijos, cómo recordamos el hijo aquel que lo arrullábamos y que ya no está con nosotros”. Ana Zapata: “Las obras de teatro que nosotras hacemos nos sirve para visibilizar a los desaparecidos, para llegar al sitio donde no llegan las autoridades buscando los desaparecidos, que son los ríos donde nos ha tocado ir. Tenemos una obra que se llama “Las remendadoras” que parte del dolor de la mujer, el dolor de la búsqueda, el dolor de la pérdida de un ser humano y hasta donde llegamos nosotras como mujeres en la búsqueda de ellos. En esa obra se construyen los tejidos, la forma en que remendamos, cómo se construye esa colcha, cómo se construye esa representación de ese ser querido, que no nos quedamos en las lágrimas, ni en el dolor”.
Pero no solo el arte como alimento del espíritu sino también con un pago justo que dignifique la vida y el estómago.
Luego de tantos años de barbarie y violencia en nuestro país, desde estas páginas le apostamos a esta alternativa porque: “La cultura es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad” (Diógenes Laercio, Historiador griego).
Terminamos con una frase que resume las bondades del tema aquí tratado, escritas por Milan Kundera: “La cultura es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir”.

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