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Los muertos de Hidroituango

(Cuenta el director: edición impresa # 124)

Lo que ha sucedido y continuará aconteciendo con el megaproyecto Hidroeléctrico Ituango se podría resumir en este proverbio indoamericano: “Solo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero”. Es que la mano destructora y asesina del hombre, con su ambición, no puede jugar con la madre naturaleza bajo la disculpa de la palabra “progreso”. Desde muchos años atrás, contra la voluntad de la gente que subsiste del río Cauca –quienes ya advertían los riesgos y perjuicios del megaproyecto– a sangre y fuego una mano oscura ha desaparecido a decenas de personas que estuvieron en contra de su construcción. Un informe de Human Rights Everywhere (HREV), titulado “Hidroituango: desaparecer a los desaparecidos”, da una cifra triste sobre las víctimas de decenas de masacres, entre 1958-2017, en 12 municipios de las riveras del Cauca: “1.029 personas desaparecidas... El llenado de la represa, previsto inicialmente para julio de 2018, pondrá 2,7 millones de m3 de agua entre los cuerpos de algunas de esas personas desaparecidas forzadas y sus familiares, impidiendo en gran medida que puedan ser encontradas”. Según Isabel Cristina Zuleta, del Movimiento Ríos Vivos (Antioquia): “La población de los municipios de Ituango y Briceño, sobre los cuales está ubicado el proyecto, también son víctimas de esta emergencia. A ellos se suman, los habitantes de los municipios río arriba de la presa (ubicados en el cañón del río Cauca) que se han visto damnificados en su economía, pues sus actividades tradicionales de barequeo y pesca fueron alteradas desde el inicio de la construcción de la Hidroeléctrica”. La crítica situación del megaproyecto, que está en alerta desde el pasado 28 de abril por el taponamiento de la galería auxiliar de desvío, se confirmó con las palabras expresadas, el 5 de junio, por Jorge Londoño de la Cuesta, gerente de EPM: “La situación en Hidroituango sigue siendo altamente crítica y se mantendrá así por varios meses”. Un estudio del cuerpo de ingenieros del Ejército de Estados Unidos que visitó las obras, resume los tres casos de riesgo. “Es posible que ocurra un derrumbe de medianas dimensiones

que tapone el vertedero u otro de gran volumen que genere una ola que sobrepase la presa y produzca una avalancha. Un segundo panorama es la desestabilización de la presa por las filtraciones registradas desde el domingo. Un tercer peligro por la falta de control de las descargas al río Cauca, lo que puede originar una nueva creciente intempestiva”. Según un estudio realizado por el profesor Germán Vargas Cuervo, Geólogo PhD, del Departamento de Geografía, de la Universidad Nacional de Colombia: “El seguimiento del embalse a través de imágenes de satélite de alta re- solución espacial, PlantScope, muestra el alarmante crecimiento del embalse... alcanzando una longitud de 35 km y un ancho entre 261 metros y 1,02 km. Teniendo en cuenta los parámetros de diseño... no obstante, la situación actual muestra una altura de la presa cercana al diseño y una longitud de embalse de 35 km; se considera un volumen de agua almacenado de por lo menos mil millones de metros cúbicos, que en caso de romperse la presa generaría una ola estimada entre 20 y 100 metros de altura”. Esto afectaría a cerca de 200 mil personas que no podrán ser reubicados. Agua y tierra, elementos esenciales de la naturaleza y de la vida. El hombre ambicioso los convierte en armas de muerte.

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