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La calle Maracaibo se llamaba El Chumbimbo*


Por Carlos E. López Castro
En tiempos antiguos de Medellín, fue conocida en diferentes sectores como la calle El Chumbimbo y El Guanábano, porque la ocuparon dos frondosos árboles, uno de ellos -por respeto a la naturaleza en esa época- hizo que se prefiriera desviar la calle antes que derribarlo.
Esta vía ya existía en la década de 1830, del siglo XIX, al poblar más intensamente el sector norte de la quebrada de Santa Elena. En 1889 sólo eran tres cuadras desde la carrera Bolívar hasta Sucre. En 1934 ya lo conformaban nueve cuadras, desde Bolívar hasta la carrera 40 (que tiene el nombre de La Ladera).
CAMBIOS
Ricardo Olano en su época pasada la describe así: "Calle antigua que tal vez fue un camino. Va desde Palacé hasta la calle de Guarne, tortuosa, ancha en unas partes, muy angosta en otras. No la menciona el Dr. Muñoz en su lista de calles, en 1870, pero seguramente ya existía... En las actas del cabildo de 1835 y 1836 se habla de trabajos y gastos en la calle del Chumbimbo.
"Según acuerdo No. 6 de 11 de junio de 1895, el Dr. Teodomiro Llano cedió una faja para ampliar Maracaibo al salir al Palo".
"Según acuerdo No. 14 de 21 de mayo de 1909, se compró a Pedro A. Uribe una faja de terreno por 177.24 oro para ensanchar la calle Maracaibo y la vuelta llamada vulgarmente de "los Chivos" (esquina con Córdova).
"Alrededor de 1915 se amplió esta calle por su lado norte en una extensión como de 60 metros del Palo para arriba, en terrenos de D. Antonio María Hernández, no sé si por venta o por cesión gratuita.
Esta calle fue pavimentada de Palacé a Girardot en 1933.1
LOS NOMBRES
A la calle 53 Maracaibo también se le llamó calle de Los Chivos, de Las Pulgas y de Las Niguas. Así lo explica en su libro el arquitecto Rafael Ortiz: "En una casa bastante grande existente en parte de lo que hoy es la Plazuela del Periodista, que lindaba con Maracaibo por el frente, con Girardot y un callejón por los otros dos costados, vivían unas viejecitas de apellido Acevedo. Estas señoritas, la más joven de ochenta años, tenían la casa convertida en un verdadero zoológico, donde los perros, los gatos, los pájaros y otras especies, convivían muy amistosamente con varios chivos, los cuales se asomaban por las ventanas, lo cual originó el nombre de casa y calle Los Chivos... Entre Girardot y Córdoba, era llamada la calle de Las Pulgas y la otra, de más arriba hasta la calle de La Ladera, la de Las Niguas. Ambos nombres tenían el mismo origen: el cagajón y la boñiga. Entre Córdoba y La Ladera vivían los carretilleros, que proveían de cagajón boñiga las construcciones de la ciudad, para repellar las paredes y los cielos de las viviendas. Ellos provisoriamente iban haciendo los depósitos frente a sus hogares. Este era el origen de las niguas y las pulgas".2
La calle 53, Maracaibo, lleva este nombre en honor a la batalla naval, dirigida por el almirante José Prudencio Padilla, realizada en el lago Maracaibo y que el 24 de julio de 1823 proclamó la independencia de la antigua intendencia de Venezuela.
LITERATURA
Pero más que llevar el nombre de una batalla que a los antioqueños poco les dice, esta calle es protagonista de nuestra propia literatura. Personajes, espacio y tiempo: habitantes comunes pero vitales, olores, colores, vida, muerte y ambientes poseídos. Historias contadas, bellamente escritas por María Cristina Restrepo, en su libro "La vieja casa de la calle Maracaibo". Ella describe habitantes como Celia, Sigifredo, Totoi, Mimí y Carmen. De Carola y de la calle Maracaibo escribe así:
"Después supe que dejaba de trabajar para parir las hijas. Entregaba el piso hasta que los dolores le engarrotaban la cintura, se quitaba el delantal y se iba caminando para que la criatura no tardara en nacer. A las tres semanas volvía a su oficio, aunque algunas señoras le daban cuarenta días de licencia. Sin embargo Carola, cansada de los juegos de las niñas en la mísera estrechez del cuarto, tal ves temerosa de que otra ocupara su puesto, o hastiada de mirar el porvenir apagado de la pobreza, le encomendaba las niñas a la Virgen, le pagaba a la vecina para que no le dejara morir de hambre a la recién parida y regresaba al cepillo, al balde de agua y al jabón "Lucero". Cuatro golpes en la puertas anunciaban su llegada. Con ella la vieja casa de Maracaibo, tan melancólica a pesar de los esfuerzos de nuestra madre que en vano compraba flores y adornaba con helechos y palmas los rincones oscuros, olorosos a polvo y humedad, se llenaban con el aliento helado de las almas en pena que la acompañaban. 3
DOS EDIFICIOS
Entre otros, en Maracaibo destacamos dos edificios importantes en su construcción y en su historia: Clínica Medellín y el Hotel Nutibara -aunque en Maracaibo vemos su edificio en su parte de atrás-.
La Clínica Medellín fue fundada el 4 de octubre de 1947. Es una institución hospitalaria de carácter privado, de alta complejidad en el nivel de atención médica. La clínica cuenta con dos sedes, una ubicada en Maracaibo, entre Sucre y la Av. Oriental, y otra en el sector de El Poblado, abierta en 1997, al cumplirse los cincuenta años de su fundación.
La historia de la Clínica Medellín comienza en los primeros años de la década de 1940, cuando el médico Joaquín Aristizábal, tuvo la idea de establecer una clínica similar en varios aspectos a la Clínica Mayo de Rochester (Estados Unidos), que para esa época era famosa gracias a sus instalaciones y organización.
El 4 de octubre de 1947 se fundó la Clínica Medellín S.A. y se puso a disposición de la comunidad.
A partir del 7 de octubre de 1948 se da el servicio de hospitalización, en el que la atención a los usuarios se encontraba a cargo de las hermanas Terciarias Capuchinas. Diez años después fueron adquiridos varios inmuebles aledaños a la sede del centro de la ciudad para mejorar la infraestructura, y en 1993 se inauguró la Torre Fundadores, sobre la Avenida Oriental y anexa a la clínica, la cual alberga hoy 150 consultorios, área administrativa, más de 120 parqueaderos y helipuerto.4
La Sociedad de Mejoras Públicas de antaño, fue la gestora de la construcción del Hotel Nutibara. El 19 de mayo de 1941, se iniciaron las excavaciones para la construcción del Hotel Nutibara. Los cimientos se empezaron a construir el 1° de septiembre de 1941. Los contratistas tenían 13 meses de plazo para entregar la obra negra. En 1942 la lista de accionistas del Hotel pasa de 100. En un informe de Ricardo Olano, de la Sociedad de Mejoras Públicas, además de hacer un listado de personas propietarias de los lotes, dice que en total son 21.306 varas cuadradas que se necesitaron para construcción del Hotel, la Plazuela Nutibara y otros edificios construidos años después. Terreno comprendido entre las calles Maracaibo y Calibío y entre las carreras Palacé y Bolívar.
Lo más insólito de la construcción del Hotel Nutibara, fue que, a pesar de ser un negocio conformado entre varios accionistas adinerados de Medellín, lograron que en el Concejo se aprobara una serie de dádivas tales como declarar el negocio como: hotel de primera clase de utilidad pública y su construcción exenta de impuestos municipales, además en el acuerdo No. 84 de 1939 el municipio entra a colaborar en la empresa de construcción, y dice textualmente un aparte del acuerdo: "en los 10 primeros años de explotación gozará el hotel de servicios municipales gratuitos.
La compañía, después de terminada la construcción del hotel, un año después obtuvo una ganancia de $ 400.000 por la venta de dos lotes a la Naviera Colombiana y a la Cervecería Unión. Algunos de los antiguos propietarios de los lotes de esa manzana enviaron un memorial al concejo porque se sintieron engañados cuando se les dijo que sólo se construiría el Hotel y el resto de terreno se utilizaría para un parque. El memorial y la petición les fue negada con la insólita respuesta: "...cumple más los fines de embellecimientos de la ciudad la construcción de tres modernos edificios de diez pisos, que el hacer una plaza pública...".5
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* Este artículo fue publicado en la Revista Historias Contadas # 72, si desea comprarla impresa, comuníquese a: 3003435766.
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NOTAS:
1. Ricardo Olano. Memorias tomo I. Fondo Editorial Universidad Eafit, 2004, ps. 229-230.
2. Rafael Ortiz. Cronicones e historias de Medellín antiguo. Tomo II. Medellín, ps. 75-76.
3. María Cristina Restrepo. La vieja casa de la calle Maracaibo. Editorial el propio bolsillo. Medellín, 1989, p.8.
5. Archivo Histórico de Medellín. Concejo de Medellín. Informes y asuntos varios, tomo 796, años 1950-1951.

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