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Relación de Pablo Escobar con sacerdotes en Medellín sin tugurios (3)


Por Diego Bolívar Hernández
Margarita Carvajal
En la misma calle del barrio Pablo Escobar, a cinco casas de la de Rosa vive Margarita Carvajal, desde allí se oye el replicar de las campanas que anuncia el comienzo de la eucaristía de las ocho de la mañana del domingo 16 de febrero del 2020. Margarita observa a la gente sentada en el andén de su casa, luego de saludar a varios vecinos se pone de pie con un poco de dificultad, debido a que hace menos de un año le amputaron la pierna izquierda porque algunas de sus venas estaban obstruidas. Margarita es madre de seis hombres y dos mujeres.
La casa tiene tres plantas: en la primera vive con su hija María del Socorro, en la segunda vive su nieta Maribel y en la tercera vive su hijo Jorge, con su esposa e hijo. Hace poco se convirtió nuevamente en bisabuela. Su llegada al barrio Pablo Escobar fue en mayo de 1984.
Margarita Carvajal es oriunda de Medellín, ciudad en la que dio a luz a sus ocho hijos. Carlos Arturo González, su esposo, la dejó sola con la responsabilidad, la familia trasegó en la vida –llena de dificultades económicas– por los barrios Colombia, Manrique y Miranda. Sus hijos crecieron y empezaron a ayudarle con los gastos familiares, ellos trabajaban como coteros en la repostería Astor, donde además de pagarles un salario, les daban alimentos.
Luego de seis meses desde que Carlos Arturo la dejó, Margarita conoció a Héctor Fabio, un taxista con quien entabló una relación sentimental. En 1975 cuando ella trabajaba en una heladería cercana a la Casa de Justicia del barrio El Bosque, un amigo le contó de un lote que vendían en el basurero y que estaba dispuesto a regalarle para que construyera su casa propia. Ella, quien entonces pagaba arriendo en el barrio Miranda, aceptó la oferta.
* Trabajo de grado de periodismo de la Universidad de Antioquia
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